7 sept 2010

UN NEGOCIO REDONDO

   El meganegocio del fútbol tuvo su auge a partir del primer campeonato mundial televisado en dirécto para todo el planeta (México 1970).  Los derechos de televisación constituyen hoy en día el mayor negocio que ofrece el mundo del fútbol. El salvaje mercado capitalista ha permitido a las grandes corporaciones la creación de monopolios y oligopolios.

Havelange, Weber y Blatter.

   El 11 de junio de 1974 en la ciudad de Francfurt, durante la copa del mundo que se jugaba en Alemania asumió como presidente de la FIFA el brasileño Joao Havelange. Por otro lado Horst Dassler presidente de adidas impulsó está candidatura por medio de la compra de votos de algunos asociados indecisos. También persuadió a la firma Coca-Cola para que financiara la campaña de Havelange a cambio de estampar su logo en toda la copa del mundo. A partir de estos multimillonarios contratos la FIFA creó los directorios de Desarrollo, Marketing y Comunicación, plataforma inicial para dominar los grandes negocios que rodean al fútbol. El visionario empresario Horst Dassler intuyó antes que nadie el gran potencial económico de la TV al crear en 1983 la sociedad de marketing y de gestión de derechos International Sport and Leisure (ISL), el patrón de Adidas se convirtió en el socio número uno de la FIFA, a quien le aseguraba un confortable ingreso. Posteriormente ISL compró a la FIFA los derechos y los revendió a grandes precios  a los canales de televisión. Un acuerdo ganador para los accionistas de Adidas y para un puñado de jerarcas de la Federación. Hasta la quiebra fraudulenta de ISL en diciembre de 2001, algunos de sus altos dirigentes recibieron sobornos en agradecimiento por su fidelidad a la marca de las tres tiras.
La sociedad ISL Worldwide, creada por Horst Dassler, debía garantizar el padrinazgo deportivo mundial. Como sus cuentas no eran públicas, podía disimular numerosas operaciones contables, en particular las que servían al lavado de dinero. A la vez, los contratos que establecía no eran nunca el producto de llamados a concurso. Pero desde 1999 los negocios empeoraron y la firma sufrió graves dificultades financieras, vinculadas con riesgosas inversiones en el tenis y también en “el fútbol en Brasil y en China”.
El 18 de marzo de 2001 la Federación Internacional del Fútbol (FIFA), creó una sociedad de estudios: FIFA Marketing SA. Un mes después, el mundo del deporte y el de las finanzas descubren que ISL Worldwide habría tenido, como ocurre a menudo en el medio futbolístico, una caja negra en una cuenta bancaria secreta en Liechtenstein. El 21 de mayo de ese año ISL fue declarada en quiebra por el tribunal suizo del cantón de Zoug (Suiza) y, el 28, la FIFA inició juicio a ISL Worldwide por “sospecha de fraude y desvío de fondos”.El ex vicepresidente Jean-Marie Weber, amigo de Blatter desde hace treinta años, y otros cinco dirigentes de la sociedad fueron demandados por estafa. Según la acusación presentada ante el Tribunal del cantón de, los imputados habrían desviado 70 millones de euros pagados por las cadenas televisivas Globo (Brasil) y Dentsu (Japón) para comprarles los derechos de televisación de las Copas del Mundo de 2002 y 2006. Si bien Weber –a quien los investigadores consideraron el eje de un “sistema de corrupción”– y sus colaboradores se negaron a revelar los nombres de los destinatarios de dichas “comisiones”, uno de los dos dignatarios de la FIFA que fueron formalmente identificados se trata del presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Nicolás Leoz, quien habría recibido 211.625 francos suizos (147.518 euros) en enero y en mayo de 2000.
La FIFA acusa a ISL de haber “desviado 60 millones de dólares provenientes del canal brasileño TV Globo en el marco de la atribución de derechos de televisación” de la Copa del Mundo 2002. No obstante, la FIFA –dirigida desde 1998 por Joseph Blatter, hombre cercano a Horst Dassler y sospechado de haber comprado los votos que lo ungieron logró la proeza de salvar los dos principales activos de ISL (los derechos de televisación y de marketing de las dos próximas Copas del Mundo) gracias a una extraña jugarreta jurídica. Durante la audiencia, los seis acusados terminaron admitiendo que en la década anterior a la quiebra de ISL pagaron unos 96,2 millones de euros de sobornos, vía una cuenta del banco LGT de Liechtenstein, pequeño paraíso fiscal situado en el corazón de la vieja Europa. En su descargo, la legislación helvética no prohibía las comisiones al momento de los hechos. Por lo que los antiguos dirigentes de ISL y sus socios de la FIFA fueron reconocidos como responsables pero no culpables. Blatter, quien en 1998 sucedió a Havelange, se aferró a su cargo y en la actualidad negocia con su sobrino Philippe Blatter, presidente de la sociedad Infront Sports & Media AG, titular de los derechos televisivos de la FIFA y con domicilio en el cantón de Zoug, a semejanza de la fenecida ISL.


Con ISL o sin ella, el monopolio de la pantalla chica sigue operando desde la sede suiza de la FIFA, en Zurich. En 2009, Joseph Blatter recibió de manos de su generoso sobrino 487 millones de euros en concepto de derechos de difusión, de los cuales 469 millones corresponden a la Copa del Mundo 2010, es decir el 60% de los ingresos de la Federación Internacional.

Fuente: Paul Dietschy.



REFLEXIÓN FINAL



Habitualmente se analiza el fútbol en tanto fuente de placer, de socialización, de aprendizaje de reglas  y del respeto por el otro. Numerosos sociólogos y filósofos no dudan en atribuir al fútbol formidables cualidades (que indiscutiblemente posee y que justifican la pasión que desata en todo el mundo), sin señalar no obstante su paradoja central: se trata, por una parte, de una industria basada en un sistema supranacional. Todos estos negocios muestran que el fútbol funciona según el modelo de las empresas de tipo capitalista: su principal preocupación es conseguir el máximo beneficio. En general se respeta el verticalismo jerárquico, la ley del silencio y la filosofía de la obediencia a los jefes. Al mismo tiempo, el fútbol, como cualquier organización mafiosa, descansa en una estructura etnocéntrica, un sistema clánico, que organiza la reproducción de “padrinos” en el seno de las instituciones. Las diferentes “familias” del fútbol y, por así decirlo,  participan en esos negocios poco claros.

1 comentario:

  1. Qué interesante me ha parecido éste blog, nos muestra la realidad de nuestras autoridades y las gestiones realizadas.

    ResponderEliminar